Paulo Reglus Neves Freire
Fue un educador y experto en temas de educación,
de origen brasileño. Uno de los más influyentes teóricos de la educación del
siglo XX.
En 1967 Freire publicó su primer libro, La educación como práctica de la
libertad. El libro fue bien recibido y se le ofreció el puesto de profesor
visitante en la Universidad de Harvard en 1969. El año anterior había escrito
su famoso libro Pedagogía del
oprimido, que fue publicado en inglés y en español en 1970. Debido al conflicto político
entre las sucesivas dictaduras militares autoritarias y el Freire socialista cristiano,
el libro no fue publicado en Brasil hasta 1974, cuando el general Ernesto
Geisel tomó control de
Brasil e inició su proceso de liberación cultural.
En 1997, el día 2 de mayo, a
sus 75 años, falleció Paulo Freire; días antes de su muerte él mismo aún
debatía sobre las nuevas perspectivas de la educación en el mundo. Su
pensamiento pedagógico continúa vigente en nuestros días. Se considera que sus
aportaciones sobre la alfabetización crítica emancipadora son un referente
obligado en las nuevas aproximaciones socioculturales sobre la lectura y la
escritura en el mundo contemporáneo. Así, por ejemplo, las teorías críticas y
los Nuevos Estudios de Literalidad, recuperan buena parte del legado freiriano.
La pedagogía crítica constituye un campo de docencia e
investigación que ha tenido como impulsor principal a Freire. En esta línea de
trabajo se encuentran los estudios de Giroux, McLaren, Apple, Macedo.
Paulo Freire y la pedagogía critica.
La pedagogía crítica ha sido
considerada en la actualidad como el nuevo camino de la pedagogía, una en la cual se invite a las dos partes involucradas
a construir sociedad desde la conciencia de los problemas sociales que se viven
a diario y que afectan de manera directa e indirecta a las aulas de clase. Unos
de los representantes de esta pedagogía es Paulo Freire, quien fue ministro de
educación de su país, Brasil. Freire plantea que la educación en cada país debe de
convertirse en un proceso político, cada sujeto hace política desde cualquier espacio donde se encuentre y el
aula de clase no puede ser indiferente frente a este proceso; para este crítico
de la educación, se debe construir el conocimiento, desde las diferentes
realidades que afectan a los dos sujetos políticos en acción, aprendiz y maestro. El maestro debe de ser el ente que lleve a los
aprendices a pensarse la sociedad en la cual están desarrollando su proceso de
aprendizaje, deben de construir desde los conocimientos previos que estos
llevan al aula de clase, ya que son ellos un reflejo visible y fiable de las
realidades sociales. Por su parte el aprendiz debe construir el conocimiento
como un acto político, desde la relación con el maestro y los demás aprendices
dentro del aula, para pasar de ser seres sociales pasivos a seres sociales
activos, críticos y pensantes de la sociedad en la que están sumergidos. El pensamiento crítico dentro
del aula no puede llevar a sus entes a ser seres negativos, por el contrario el
negativismo debe de estar totalmente alejado del pensamiento crítico para no
sesgar la mirada a lo positivo que se está viviendo y poder seguir construyendo
desde la realidad. Es precisamente de la pedagogía crítica propuesta por Freire
de donde se desprende la Literacidad crítica que ha tenido como uno de sus
principales autores al español Daniel Cassany, entre
otros. Entendida como todo aquello que esté relacionado con la gestión de la
ideología de los discursos, al leer y escribir, engloba todos los
conocimientos, habilidades y actitudes y valores derivados del uso
generalizado, histórico, individual y social del código escrito. Sin
embargo, encontramos otros autores que al igual que Cassany han tenido en el
maestro Freire a su principal fundamento para hablar de Literacidad
crítica. La razón es que el maestro cree en despertar la conciencia de los
estudiantes sobre las posibilidades que existen en el mundo para que, en lugar
de conformarse, puedan tomar acciones con el fin de transformar sus vidas.
La alfabetización critica.
La alfabetización crítica, también
conocida como alfabetización liberadora
o conscientizadora, es el pensamiento pedagógico de Freire, así como su propuesta para la alfabetización de adultos, que
inspiraría los principales programas de alfabetización en Brasil a comienzos de los años 60. Freire elaboró una propuesta de
alfabetización cuyo principio básico era A leitura do mundo precede a leitura da palavra (La lectura del mundo precede a la
lectura de la palabra). Su objetivo es, incluso antes de iniciar el
proceso de alfabetización, llevar al educando a asumirse como sujeto de
aprendizaje, como ser capaz y responsable; así como también sobrepasar la
compresión mágica de la realidad y desmitificar la cultura letrada, la cual el
educando está iniciando. Durante este proceso el estudiante va desarrollando
una visión crítica que le permitirá convertirse en un agente de cambio y/o
producción cultural, en oposición al modelo de reproducción cultural que impera
en la escuela.
En sus
reflexiones sobre el acto de leer, Freire explica como en su primera
infancia, lo primero que aprendió a leer fue su mundo inmediato, que aunque
pequeño brindaba una gran riqueza de experiencias sensoriales. Sonidos, olores,
colores y texturas representan los “textos”, “palabras” y “letras” en este
contexto. Esta primera lectura se ve enriquecida también por el universo del
lenguaje de los mayores quienes en sus conversaciones, a las cuales se ven
expuestos los niños, expresan sus creencias, gustos, recelos y valores. Para
Freire, sus padres y su profesora de infancia, Eunice
Vasconcelos, desempeñaron un papel importante en este proceso; él resalta la
importancia de esa primera experiencia con la lectura, en donde el adulto puede
tener un rol significativo, promoviéndolo o dificultándolo. Ya en su
adolescencia, junto a su profesor de lengua portuguesa, José Pessoa, Freire
constituye la comprensión crítica, a través del ejercicio de la percepción
crítica de los textos leídos, textos que se ofrecían a su búsqueda inquieta.
Poco después, a la edad de veinte años, Freire empieza su labor como docente en
los primeros cursos de secundaria y es allí cuando él comienza a poner en
práctica su propuesta al permitir a los curiosos estudiantes descubrir los
contenidos académicos en forma dinámica y viva, en el cuerpo mismo de los
textos. La memorización mecánica de la descripción de un objeto no primaba en
el quehacer diario, por el contrario, se daba prioridad al aprendizaje de su
significación profunda; de esta manera, se lograba la memorización y posterior
fijación.
En los años
80, Freire junto con Macedo analizan
los diferentes enfoques de alfabetización tradicional
y plantean el enfoque de alfabetización liberadora
como solución en el marco de las campañas de alfabetización en las colonias
portuguesas en África. Dicho análisis muestra las falencias de los modelos
tradicionales al enseñar la lectura y escritura como simples técnicas de
decodificación (enfoque
académico y enfoque
utilitario), asimismo estos enfoques fallan al ignorar al patrimonio cultural de los
educandos (enfoque
cognitivo y enfoque
romántico), silenciando sus voces. Freire y Macedo, resaltan la
importancia del lenguaje en la alfabetización y las
expresiones de dicho lenguaje fuera del aula prácticas vernáculas. Para ello, es necesario establecer un
diálogo con el educando, en donde se diferencia hablar con el estudiante frente a hablarle al estudiante.
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